martes, 21 de julio de 2009

Biodanza

La Biodanza fue desarrollada por el Poeta, Pintor, Antropólogo y Psicólogo Chileno Rolando Toro Araneda hace más de 30 años. Es un sistema interdisciplinar que incluye el arte (la música, la poesía, la danza y el canto), la filosofía, la antropología, las ciencias de la salud y las ciencias sociales.

Pretende despertar la sensibilidad humana frente a la existencia, rescatando los gestos comunes a la vida que compartimos como especie y facilitando la integración afectiva, la orientación hacia el eros, hacia el éxtasis y el placer de vivir. Para ello utiliza como elementos metodológicos la música, el movimiento y la emoción, en interacción grupal. La combinación de estos factores promueve la recuperación de elementos primordiales para restablecer la autoestima, y la armonización personal, favoreciendo una nueva forma de comunicación y una renovación del estilo de vida.

La Biodanza ha evolucionando junto con la ciencia y con la evidencia de su eficacia en la aplicación a grupos de individuos, tanto sanos como enfermos. El mismo Rolando ha variado su definición de Biodanza a medida que iban emergiendo nuevas investigaciones y nuevos datos. Una de las definiciones que tiene total validez actual y que refleja los poderes de la Biodanza en el restablecimiento y la reeducación para la salud, el placer y la vida es la siguiente.

“Biodanza es un sistema de integración humana, renovación orgánica (rejuvenecimiento), reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida (los instintos) que utiliza la inducción de vivencias integradoras por medio de la música, el canto, el movimiento, la caricia y situaciones de encuentro grupal".


En esta definición encontramos los principales elementos que hacen de la Biodanza una de las pocas terapias integrativas, que no disociativas, que actúan sobre la parte sana del individuo, en un intento de “iluminar de luz la insistente tiniebla”.





Sistema de Integración Humana




La Teoría General de Sistemas de Bertalanffy define sistema como un conjunto organizado de cosas o partes interactuantes e interdependientes que se relacionan formando una todo unitario y complejo. Estas cosas o partes no tienen que ser objetos en el sentido físico, más bien se tiene en cuenta su sentido funcional. En Biodanza estos elementos lo constituyen la música, el movimiento, el grupo, la caricia, el trance, la vivencia y el amor cósmico. Juntos forman un ambiente enriquecido, un conjunto de factores que tienen la capacidad de alimentar los sistemas de vida.

Biodanza es una de las pocas terapias o sistemas que ponen el énfasis en la integración humana, esto es, facilita la integración entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que decimos o hacemos.

El aprendizaje en Biodanza se propone en tres niveles: el cognitivo, el de la vivencia y el visceral. Estos tres niveles están relacionados neurológicamente y pueden condicionarse recíprocamente, aunque posean además una fuerte autonomía. Un aprendizaje que no integre estos tres niveles resulta en una serie de comportamientos disociados donde el pensamiento (lo racional), el sentimiento y el cuerpo siguen comportamientos distintos. Y esto es lo que ha inducido una sociedad altamente represora y disociadora como la nuestra.

Es común en la vida cotidiana de muchas personas que lo que pensamos no se corresponde con lo que sentimos y con lo que hacemos. Por ejemplo, un hombre puede pensar que tiene derecho a no ir a trabajar porque está cansado pero a la vez siente miedo por lo que pueda ocurrir y corporalmente puede darle una diarrea nerviosa. Éste es un claro ejemplo de disociación.

Las terapias cognitivas que trabajan a nivel verbal se han centrado en la vertiente que va de los significados a las emociones. Han creído que la comprensión de los significados puede modificar las respuestas emocionales ante las situaciones de la vida. Pero esto no es así. Muchos individuos pueden pasar años en psicoterapia sin ejecutar un cambio en su vida diaria que es donde realmente se juega la vida.
También las terapias corporales han pecado de un exceso de mecanización y disociación al contemplar el cuerpo de manera mecánica y no viva sin contemplar el efecto que el pensamiento y la emoción tienen sobre la salud física.



Biodanza entiende la experiencia humana como un todo integrado donde lo cognitivo, lo vivencial y lo visceral están relacionados y ofrece una metodología coherente y sencilla que facilita la integración humana, unificando el pensamiento con el sentimiento y el movimiento y despertando nuevas maneras de relación e integración con uno mismo, con el otro y con el universo.



Renovación Orgánica


La práctica de la Biodanza acelera procesos de curación y sanación. Al entrar en un ambiente enriquecido como es el grupo de Biodanza, la relación de vida que se establece genera más vida y nuestros sistemas biológicos entran en un rápido proceso de recuperación, renovación y rejuvenecimiento.

Arthur Jones, el innovador en medicina psicosomática, descubrió que el 75% de las enfermedades humanas eran producto de nuestros estilo de vida civilizado. El 25% restante era compartido con los animales e incluía enfermedades víricas, bacteriales, malnutrición…etc. A estas enfermedades propias de nuestro estilo de vida las llamó “enfermedades de civilización” y a los que las padecen “enfermos de civilización”.
Biodanza es la solución para estos “enfermos”.

Detrás de cualquier enfermedad hay una situación de desequilibrio que actúa como base. Este desequilibrio neurovegetativo que es lo que comúnmente llamamos estrés.
La metodología vivencial de la Biodanza facilita una pronta armonización neurovegetativa y una liberación de las causas psicológicas generadoras de estrés. A través de la inducción de estados especiales de trance se activan procesos de reparación celular y regulación global de las funciones biológicas, disminuyendo los factores de desorganización y stress. Esto facilita la integración afectiva del individuo consigo mismo y con el otro, vinculándonos desde lo que nos une (el amor) y no desde lo que nos separa (el miedo), reduciendo así las situaciones de angustia y ansiedad.





Reeducación afectiva


La afectividad en nuestra sociedad está gravemente perturbada. Hay violencia en todos los estratos de la sociedad; en las escuelas, en las familias, en las ciudades, en la política… sin hablar de los conflictos bélicos.
Incluso los niños muestran a edades tempranas conductas agresivas.

La afectividad es aquello que nos vincula con el otro y con lo que nos rodea. Es lo que nos permite relacionarnos de manera amorosa con la realidad exterior y también con la realidad interior.

Biodanza facilita la reeducación de la afectividad, tanto en niños como en adultos, descubriendo nuevas maneras de relacionarse y de vincularse con uno mismo y con el otro desde la cercanía, desde el amor.



Reaprendizaje de las funciones originarias de vida


Este reaprendizaje consiste en la sensibilización a los instintos de base que constituyen la expresión de nuestra programación genética. Los instintos son patrones automáticos y hereditarios de comportamiento que no requiere de aprendizaje y que se manifiesta ante estímulos específicos. Su finalidad es la adaptación y conservación de la especie, de la vida.
La función instintiva contiene la sabiduría de la vida y aunque culturalmente se ha asociado lo instintivo con lo irracional, lo cierto es que la función instintiva tiene una lógica que obedece a la vida y no al pensamiento.

La autorregulación de los instintos tiene una base neuroendocrina altamente precisa. Su liberación permite rescatar en el propio estilo de vida una coherencia con estos impulsos innatos favoreciendo una nueva manera de vivir en más armonía con las necesidades del organismo y por lo tanto con una mayor salud.

“Retornar al origen”, “reconciliarse con el niño interior”, “restaurar la función del orgasmo”…frases propias de la psicoterapia más moderna nos indican que hay una certeza de la necesidad de reconectar al ser humano a las fuentes originarias de vida, a su jungla instintiva interior.

La Biodanza propone el desarrollo de las potencialidad genéticas humanas en un contexto de grupo afectivamente integrado rescatando la valentía y la alegría de vivir.



Metodología Vivencial


Ninguna otra terapia o sistema aporta una metodología Vivencial en un ambiente enriquecido positivamente como la Biodanza. La palabra vivencia hace referencia a una experiencia vivida con gran intensidad por el individuo en el momento presente que compromete la cenestesia (percepción interna corporal global), la funciones viscerales y emocionales. Según Rolando Toro “la vivencia aporta a la experiencia subjetiva del individuo la palpitante cualidad existencial de lo vivido “aquí y ahora”.
La metodología de la Biodanza se basa en la inducción de vivencias integrativas que implican una inmediata y profunda conexión consigo mismo estimulando situaciones placenteras y positivas que estimulan el reaprendizaje de las funciones originarias de la vida. La vivencia evoca situaciones emocionales que posteriormente son integradas a nivel de la conciencia, encontrando así el significado a lo vivido y encontrando nuevas motivaciones comportamentales para la vida. En este sentido el camino de la Biodanza va desde la emoción al significado.

En Biodanza no hay análisis o interpretación psicológica al estilo de la psicoterapia, sólo hay descripciones de vivencias personales como experiencias interiores con un alto efecto integrador.
La vivencia es anterior a la conciencia, espontánea, subjetiva, temporal (en el aquí y ahora), con distinto grado de emocionalidad, con una dimensión cenestésica (compromete a todo el cuerpo, la puerta de entrada hacia el inconsciente vital), con una dimensión ontológica (conexión íntima con el ser) y una dimensión psicosomática (elevando el grado de salud y vitalidad). Es única en su existencia.
Actualmente las investigaciones sobre la naturaleza del conocimiento no se limitan al saber racional, sino que comprenden también aspectos etológicos, místicos y poéticos. Esto da pié a que la metodología vivencial sea un modelo de exploración de los orígenes del conocimiento que nos comunica un contenido preciso de sensaciones y de percepciones que anula la distancia entre lo que se siente y la observación de propio sentir. A esto le llamo el sentido del Saber.

La metodología vivencial acelera los procesos de integración y facilita la transformación de esquemas de vida tóxicos en esquemas de vida saludables.

Biodanza y ADN

El ADN contiene el código genético y es el responsable del funcionamiento y el desarrollo de la vida. A través de estudios procedentes del campo de la epigenética (rama de la ciencia que estudia la influencia del ambiente sobre la información genética y el desarrollo ontogenético) se ha comprobado la influencia de la calidad de los estímulos ambientales en el funcionamiento y el comportamiento del ADN. Un ambiente lleno de ruido, de imágenes destructivas o tristes producía un re-plegamiento de la hélice del ADN. En cambio ambientes ricos en estímulos de amor, paz, tranquilidad, felicidad producían una distención de la hélice.

Investigaciones procedentes de la física cuántica añadieron que este comportamiento del ADN ocurría incluso cuando la muestra de ADN estudiada estaba a km de distancia de su dueño.

¿Todo está conectado? Sí.

Todos somos uno.

La Biodanza actúa directamente sobre la programación de nuestro ADN al crear un ambiente enriquecido de estímulos para la expresión y el desarrollo de los potenciales innatos humanos.



En palabras de Rolando Toro la Biodanza “está basada en un sistema que reintegra a los seres humanos para vivir la vida plenamente, con toda su intensidad. Y es que hemos ido poco a poco olvidando la importancia de cosas tan fundamentales para lograr una vida feliz como respirar, caminar, comunicar nuestras emociones y sentimientos, compartir, amar… Es decir, nos olvidamos de sentir. La Biodanza pretende despertar esas funciones innatas del ser humano que están casi totalmente reprimidas en nuestra civilización. Utilizamos una metodología simple y efectiva que facilita la conexión de cada uno consigo mismo (sus necesidades y deseos), con los semejantes (familiares, compañeros…) y con el universo (el entorno inmediato y más aún). Porque es indispensable que esos tres niveles de comunicación estén integrados”.

La acción de la Biodanza sobre el potencial genético queda registrada en las llamadas cinco líneas de vivencia o líneas de necesidades diferenciadas que Rolando Toro nombró como Vitalidad, Sexualidad, Afectividad, Creatividad y Trascendencia.